mi primer Robot – la Conferencia (parte 2/3)

Hacer un robot no es una tarea fácil, requiere de imaginación, coherencia física y sincronía entre el hardware y software. Tenía todo mi material reunido, servomotores truqueados para hacer girar la llanta 360º, un proto (base donde se colocan todos los circuitos) ya con el alambrado necesario y un programa para implementarse.

Todas las piezas listas para encajar y me pregunté ¿cómo se hace un carro robot?, me sentí como un albañil que tiene todo su material y le dicen construye una casa, pero nadie le había advertido cómo utilizar cada uno de los componentes y cuál era el protocolo a seguir.

El primer prototipo que pude crear, tenía una base de tabla triplay que usan los niños para la plastilina, llantas de plástico que no pudieron soportar tanto peso y pandearon el carro, para detener varias cosas las atornillé pero las puntas se salían, Frankenstein era mejor que esto.

Admiro a las personas que tienen el talento nato para ser creativos y producir cosas innovadoras, ese punto no viene integrado en mi genética pero lo que si tengo es una boca que me permitía buscar ayuda y encontré dos personas que realizaron mi auto.

Con una base de acrílico, una llantas que se usan en los diablitos, una llanta loca que permitía darle el sostén a tantos componentes que tenía que cargar, por fin mi robot estaba listo y para mi sorpresa el programa solo se detalló un poco y encajó a la perfección.

El profesor que inició este movimiento de proyectos sugirió hacer una conferencia para demostrarle a los demás alumnos una aplicación de la carrera, el semestre finalizó y la presentación tendría que hacerse con calma para el siguiente año.

Robando una frase de una amiga «Dios no juega a los dados» (Araceli Fabián), encontré a un compañero de aventura robótica que tenía el talento de la creatividad. Entonces comenzamos el trayecto rumbo a la conferencia pero no solo realizamos las pistas y sus elementos, también tuve la oportunidad de crear un robot más, una Araña.

La araña era capaz de seguir la luz y podía ir en todas direcciones, la compatibilidad con mi compañero permitió hacerla en un tiempo récord (3 meses). Así un día ante maestros y alumnos presentamos nuestras creaciones y descubrí mi verdadera pasión.

Faltaba dar un paso más grande, pero esta vez ya tenía un poco más de experiencia y un buen compañero de equipo, seguía participar en un torneo de robots…

Deja un comentario